Ensayo: Los mensajes y los medios en Puerto Rico
Con tres diarios de circulación nacional, 68 estaciones de televisión, de las cuales cuatro monopolizan el 85% de la audiencia; 50% de los hogares con acceso a televisión por cable o satélite, 120 estaciones de radio, siendo ésta la mayor proporción de estaciones por habitante en todo el planeta; seis revistas dedicadas principalmente a la farándula y el turismo, con una circulación de casi medio millón de ejemplares; más de de la tercera parte de la población con acceso al Internet, casi la mitad con computadoras personales; y un 97 % de la población con acceso a teléfonos móviles, Puerto Rico puede considerarse como un país rico en medios de comunicación masiva.
Los medios de comunicación en la Isla y sus narrativas responden a una filosofía liberal y puramente comercial. Desde siempre, los mensajes en los medios locales han ejemplificado las transformaciones del escenario económico, político y cultural de la sociedad puertorriqueña. También en ellos convergen, en un mismo plano, tanto la información como el entretenimiento, el espectáculo y la publicidad. Esta convergencia y confluencia mediñatica-narrativa se ha renovado, en las últimas dos décadas, debido a la transformación informática y digital que han experimentado los medios de comunicación.
Vivimos inmersos en un universo de signos y los medios de comunicación locales no han escapado a ello. Los mensajes que a diario vemos se enmarcan tanto en el campo de la semiología como de la semiótica. En ellos podemos ver claramente la vida de los signos en el seno de la vida social. Los sistemas de signos se han convertido en parte en parte de nuestro proceswo comunicativo. Ejemplo de ello, el uso del alfabeto de los sordos (Puerto Rico TV-Canal del Gobierno), el uso de índices (informes del tiempo y del tránsito), los mensajes ocultos (publicidad comercial), etc.
Podemos ver cómo los medios de comunicación en Puerto Rico han utilizado a la perfección la teoría de Mcluhan, basada en el medio es el mensaje, como herramienta para modificar el curso y funcionamiento de las relaciones y actividades humanas. La forma de llevar los mensajes, por parte de nuestros medios, ha provocado cambios significativos en nuestra cultura. Por ejemplo, el hecho de que la mayoría de los medios tengan plataformas cibernéticas, donde incluyen mayor información con mayor rapidez, ha provocado que las audiencias locales prefieran hacer uso de estas plataformas y poco a poco descarten las tradicionales. Ese es el caso de los periódicos de circulación nacional. Para qué tener que comprar la edición impresa, si a través de la electrónica podemos ver todo el contenido y ni siquiera tnemos que pagar y esperar al día siguiente.
Por otra parte, las estructuras subyacentes, en las que el emisor y el receptor intercambian sus papeles y hay una participación de múltiples actores en el proceso comunicativo, también son parte de nuestra cultura mediática. En la actualidad, podemos observar cómo nuestros medios integran más a sus audiencias (receptores) en el proceso de la transmisión de sus mensajes. Tal es el caso que muchas de las noticias, inclusive las que ocupan primeras planas y causan mayores revuelos, son originadas no por el medio sino por la audiencia.
Del mismo modo, los medios de comunicación locales utilizan la gesta y la parábola como estructuras de narración para relatar el acontecer sociopolítico y las cosas que afectan la vida cotidiana, respectivamente. En un país donde la política es el deporte nacional, a diario nos enfrentamos a sucesos con las características de la gesta. Según Manuel Martín Serrano, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, la gesta es una estructura de narración donde se privilegia a la institución como mediadora social. El mundo sociopolítico, que se ocupa de los problemas que tienen que ver con la fragilidad y vulnerabilidad de las instituciones humanas, tiene como objetivo el papel público y controlar el entorno social. Esto se traduce como en el deseo de ejercer el poder sobre los otros.
Como muy bien explica el catedrático, en la gesta aparecen los héroes y los villanos, los caballeros andantes y los dragones, y por supuesto que esperamos que el bien y la verdad salgan victoriosos. "No cabe duda, en los medios de comunicación no observamos realidades conforme a las cuales podamos forjarnos una opinión razonada, por el contrario, estamos rodeados de ficciones maquilladas bajo un repertorio de argumentos políticos equivalentes a los de la gesta", destacó Serrano.
La gesta sociopolítica se utiliza en los MCM sobre todo para introducir, a través de la narración, un modelo para la práctica de la lectura o de la teleaudiencia. Lo importante, desde el punto de vista de las funciones mediadoras, es que el lector o el televidente asista a la comunicación cada día, a través del medio compartido, en el lugar y la hora establecidos.
Sin embargo, en la parábola el ciudadano es el actor principal. Según explica Serrano, lo que prevalece es la ley, la regla o la norma de convivencia común. El ciudadano tiene que trascenderse a sí mismo para, olvidando sus necesidades más inmediatas, pensar en el prójimo y buscar con ello el bien común. El principal objetivo de la narración sobre la cotidianeidad es orientar la interacción hacia la satisfacción de metas socialmente aceptables.
En fin, como espectadores o receptores, recibimos un bombardeo constante de información, a través de los medios de comunicación masiva. Ésto nos lleva a pasar por un proceso de discernimiento donde aplicamos nuestro criterio y tomamos posturas, que nos definen como individuos. Es evidente que los MCM seguirán evolucionando, como lo han hecho hasta ahora, y nosotros con ellos. El detalle está en determinar cómo reaccionaremos a sus mensajes y en qué grado nos dejemos influenciar, para bien o para mal.
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